jueves, 7 de julio de 2011

LA ESCRITURA EPISTÉMICA: CONCEPCIONES Y ESTRATEGIAS DE REGULACIÓN EN ESTUDIANTES DE DOCTORADO. Por Montserrat Castelló.

Entrada bibliográfica: Castelló, M. (2005). La escritura epistémica: Concepciones y estrategias de regulación en estudiantes de doctorado. Ponencia presentada en IV Jornada de Desarrollo Humano y Comunicación Alcalá de Henares. Madrid.

Foco de Lectura: ¿Qué hace de un escritor un buen escritor? ¿Qué convierte a la escritura en escritura epistémica? ¿Cómo se develan los procesos cognitivos implicados en el proceso de producción de un texto?

Montserrat Castelló es heredera de las escuelas que plantean que la literacidad es una práctica social (Bazerman, Miras, Barton y Hamilton, Tolchinsky y Simó). En esta publicación del 2005, la autora da cuenta de la evolución del pensamiento en torno a la escritura como herramienta del conocimiento y aprendizaje, desde corrientes que pretendían entender las operaciones cognitivas involucradas en la escritura (Flower y Hayes, 1980; Bereiter y Scardamalia, 1987), hasta las escuelas que, bajo las influencias del pensamiento de Bakhtín, proponen que la escritura es un proceso dialógico:

"En la actualidad, a partir de aportaciones provenientes tanto de la pragmática, como de la sociolingüística además de la psicología y la psicolingüística, se considera que la escritura de un texto es un proceso situado y subsidiario de una determinada situación de comunicación" (p.1).

La comprensión de la escritura como una actividad socialmente situada (vea las entradas de Bazerman, bleh otros), implica que los ámbitos discursivos corresponden a ámbitos disciplinares, cuya actividad teórica ha desarrollado sus propias formas textuales de acuerdo a las características específicas de la disciplina, y a las necesidades de los individuos que participan de su práctica.

"...cada texto, y de forma especial el texto científico, incorpora o debería incorporar las voces de otros textos anteriores y se elabora como respuesta tanto a ellos como a otros que se supone que aparecerán posteriormente sobre el mismo tópico. Por eso, decimos que el proceso de composición es en alguna medida dialógico porque no se puede concebir aisladamente de producción textual que le rodea" (p.1).

Ahora bien, concebir la escritura disciplinar como un diálogo que se genera al interior de la práctica y como parte de la generación y el intercambio de conocimiento al interior de la misma, exige cambios en la forma en que se concibe la enseñanza de la escritura. Una noción de escritura epistémica coherente con estos postulados teóricos dará cuenta de que el texto es un espacio de diálogo y, por lo tanto, se orientará a buscar las herramientas que puedan hacer este diálogo más efectivo (de acuerdo, nuevamente, con las convenciones que la necesidad ha generado). La necesidad teórica de re-definir la escritura epistémica, arroja luz, a su vez, sobre las particularidades de la escritura como instrumento:

"Entre estas características específicas, destaca la imposibilidad de que el escritor comparta tiempo y espacio con sus interlocutores lo que le obliga a remarcar de forma precisa aquello que se supone compartido, el conocimiento común con el lector, al mismo tiempo que relaciona este nuevo conocimiento con la nueva información, la que se aporta desde el autor" (p. 2).

Castelló, de acuerdo con estos principios teóricos, diseña un modelo para “gestionar y regular el proceso de composición” (p. 4). Dicho modelo plantea que la escritura para “transformar el conocimiento”, y no simplemente “decir el conocimiento” (Bereiter y Scardamalia, 1987), contempla en manejo de tres variables:

1. Conceptualización y representación de la tarea: ¿qué tipo de texto es el requerido para la tarea presente? ¿es un texto argumentativo? ¿qué recursos pueden utilizarse para persuadir al lector?

2. Conocimientos del escritor: al momento de escribir ¿Cuáles son los conocimientos previos que se utilizarán para la composición del texto?

3. Otros textos y texto ya producido: ¿Qué textos semejantes a este existen? ¿Cómo dialoga el presente texto con los otros textos existentes acerca de esta disciplina o tema?

(pp. 5-6).

La autora ahonda en las variables anteriores, y en las formas de evaluar el grado en que los alumnos (escritores) son conscientes de su propio proceso de producción textual; con este objetivo, describe una investigación realizada a modo de trabajo de taller: “La metodología utilizada en el taller implica que los estudiantes aprendan a través de la realización de diversas tareas de escritura científica y de la posterior reflexión y análisis tanto de su proceso como del resultado” (p. 6).

Lo que interesa destacar aquí, respecto de dicha metodología, es la inclusión de instancias orales, particularmente semejantes a las descritas por Roy Corden (2002). En los talleres se “…fomenta el trabajo en pequeños grupos dirigidas por un profesor/a y otras de trabajo colaborativo en parejas, que se alternan con las anteriores a lo largo del taller, y en las que los estudiantes tienen la oportunidad de poner en marcha procesos de revisión compartida y de analizar sus progresos a partir de las indicaciones ofrecidas” (p. 6).

Valoración:

Las más nuevas ideas en torno a las prácticas de literacidad dan cuenta de una posibilidad de encerrar este concepto, así como el de “escritura epistémica”, en una concepción de la escritura como objeto material, individualmente concebido y producido. Antes, la escritura es un producto de la interacción social, en ámbitos discursivos específicos; es un espacio dialógico, donde convergen múltiples voces. En su proceso de producción esas voces aparecen también como tal, los procesos propios de lo oral son parte de la escritura epistémica; un proceso de aprendizaje de la escritura que incorpora la oralidad da cuenta de la realidad dialógica de todo texto disciplinar, con mayor claridad que los métodos que no la incluyen; desarrollar una escritura epistémica es, entonces, desarrollar instrumentos adecuados para dialogar con otros, para dar cuenta de que el conocimiento es el producto de una interacción social, de una comunidad de práctica, puesto que un texto no es otra cosa que una instancia comunicativa.